Después
de esperar un par de semanas, mi licencia de alumno-piloto llegó por fin el
Miércoles y quedamos para hacer mi primera lección práctica el Viernes por la
tarde. Cómo os podéis imaginar, si ya de normal se tiene cierta ansiedad para
que llegue el final de la semana laboral, en ésta casi ha llegado a ser
obsesivo.
Comida
rápida en la oficina entre papeles, y corriendo al campo de vuelo. El
instructor ya me esperaba, pero el avión aún estaba en el hangar. Me explica
algunos detalles de la sistemática que tendremos y que como el ocaso apremia,
haremos un chequeo pre-vuelo más rápido. Pasamos a realizar un briefing en la
sala social del club……pero coño, ¿cuándo volamos? No veo el momento de montar
en el avión y el esperado momento se hace aún más de rogar.
El
briefing es fundamental, mal que me pese reconocerlo, consiste en pormenorizar
punto por punto todo lo que vamos a hacer en el avión. Hoy tocará carreteo;
vuelo recto y nivelado; virajes, ascensos y descensos. Así serán las primeras
lecciones y en general con muchísimas tomas y despegues. Ahora
sí al lío.
La
seguridad ante todo, y eso quiere decir que hay que revisar motor, alas,
alerones y un sinfín de puntos críticos antes de echar a volar. Este análisis
pre-vuelo será uno más de los puntos que el examinador tendrá en cuenta. Sacamos
el avión a la plataforma y por fin nos subimos. De nuevo chequeo de puntos
antes de arrancar el avión. Una vez arrancado, nuevo chequeo de puntos, y antes
de soltar el freno, un nuevo chequeo. Estas revisiones no siempre son de las
mismas cosas, pero es una rutina que te insisten en que es fundamental. El año
pasado un alumno se saltó el protocolo porque ya se lo sabía de memoria, y
olvidó abrir la bomba de gasolina. Resultado: avión al aire………parada de motor y
al suelo.
Lo
primero que me llama la atención es que la aviónica es totalmente diferente a
otros “locos cacharros” en los que había montado, acostumbrado a muchos relojes
analógicos dispuestos en horizontal (la instrumentación que todos tenéis en
mente). Esto me ha descuadrado bastante, aquí apenas hay un par de sistemas
digitales dispuestos en una columna vertical con muchísima información, que me
cuesta interpretar. Y empezamos con el carreteo, que no es otra cosa que rodar
por el suelo, y aquí no hay volante!! La dirección la marca la rueda del tren
delantero y la diriges con los pies: pie izquierdo y el morro se mueve a la
izquierda, pie derecho y el morro se mueve a la derecha. Esto que parece de
párvulos, no es tan sencillo, por lo que nos tiramos un buen rato por la pista moviéndonos
en zigzag. El acelerador, en este avión, es una palanca que mueves con la mano
izquierda y viene a estar situada justo en la entrepierna…..acojonante.
Después
de los primeros carreteos, vamos a simular el despegue, el acelerador lo
llevará el instructor y tendré que ocuparme de llevar el aparato por el medio
de la pista levantando el morro suavemente. Lo hacemos un par de veces, morro
alto como si estuvieras haciendo un caballito con la moto, y al suelo.
Y
ahora sí, vamos a despegar, pero antes un nuevo chequeo previo al despegue.
Encaramos la pista, levantamos ligeramente el morro y a unos 65-70 km/h……..al
aire!! Las sensaciones se multiplican, ya no estás pegado al suelo, y esto se
mueve un huevo!!! Al ser más ligero que una avioneta estás más expuesto al viento
y las sensaciones son muchísimo más intensas, no digamos comparado con un avión
comercial. Ascendemos hasta unos 2.000 pies (600 metros) que sobre el suelo supone
estar a unos 450 metros. La vista es preciosa, Sierra Calderona a la derecha, y
después de un breve viraje a la izquierda con rumbo a Casinos, a la izquierda
tenemos la ciudad de Valencia. La visibilidad es tan grande que se ve hasta el
Montgó de Denia/Javea. Arriba el viento se nota, está un poco movido, y el
vuelo recto y nivelado tiene algún salto. Viramos, subimos, bajamos, volvemos a
virar. Rodeando Marines por el Sur, nos movemos en paralelo a la pista. Vamos a
hacer una pasada sin tomar tierra. Lo importante es aprender a alinear el avión
con la pista. Casi tocamos tierra y volvemos a ascender con el motor a tope.
Pasote!!
Viramos
180º y volamos paralelos a la pista, nuevo giro de 180º y encaramos ahora sí
para tomar tierra, morro siempre arriba para bajar la velocidad, flaps abajo,
yo alineo y el motor es cosa del instructor, nos acercamos al suelo y con ayuda
de él tomamos tierra. Carreteo hasta el hangar y ¿cómo no? ¡Chequeo de parada
de motor! Mi primera hora de vuelo ha sido espectacular y ya estoy deseando que
llegue el Domingo para la segunda.