El vuelo lento y, sobre
todo, la entrada en pérdida son una vuelta de tuerca más dentro de la instrucción
y se me han resistido un poco. En mi última práctica, de la que ya os conté en volarulm, estando
en vuelo tuvimos que abortar estas maniobras por la fuerte turbulencia y la
semana pasada también gracias a las numerosas ciclo-génesis explosivas que anularon
directamente todo.
Hoy ha amanecido
cubierto pero con nubes altas y, a priori, con viento en calma: ¡así que a
volar!, ya se echaba en falta. Lo primero que me ha llamado la atención es que
en el aeródromo había más movimiento, y eso que era Lunes, había otros dos
aviones volando y sobre todo más tráfico en la cercana base de Bétera lo que
nos ha hecho tener que comunicar varias veces posición e intenciones, pero por
el momento las comunicaciones son para el instructor. Después de 4 prácticas ya
hago yo sólo el carreteo hasta la cabecera y casi el despegue completo, hasta
que llegan las primeras correcciones que realiza el instructor. De ahí al vuelo
recto y nivelado que lo completo con el avión a mi mando.
Una vez arriba el primer
ejercicio era volar a baja velocidad, cerca de 70 kms/h., para que os hagáis
una idea: por debajo de la velocidad que solemos llevar para aterrizar. Esta
baja velocidad la conseguimos jugando con la actitud (posición del morro para
entendernos) y mantenemos el morro alto; y también con la palanca de gases (el
acelerador).
Manteniéndonos a esta velocidad, ahora tenemos
que subir mucho el morro, para ir más lentos y conseguir que el avión no pueda
sustentarse más, es decir que entre en pérdida. Este es el segundo ejercicio. La idea es
reconocer las reacciones del avión antes de entrar en pérdida para intentar
anticiparse. La pérdida se produce cuando la velocidad es tan baja, que el
avión no es capaz de mantenerse, por lo que se produce una bajada muy brusca del
morro, de ver sólo cielo por delante a sólo tierra con la sensación que caes al
vacío ………¡el susto es cojonudo!
¿Es peligroso? ¿Por qué
llevamos el avión hasta este punto? Lo que puede parecer un poco arriesgado
realmente no lo es, a la altura a la que hacemos el ejercicio el avión tiene
tiempo suficiente para recuperar velocidad y compensar la actitud. Tiene todo
su sentido hacerlo ya que después de la impresión de ver que el morro se viene
abajo y la sensación de que el avión cae en picado nuestra tendencia natural
sería subir el morro, lo que haría volver a entrar en pérdida o incluso en
barrena. Así que recuperado del susto me toca hacerlo de nuevo pero buscando
empujar la palanca, para que baje más el morro y recuperemos la velocidad de
sustentación antes. Lo hacemos un par de veces más y volvemos a la velocidad
normal de crucero para volver al aeródromo.
Antes de aterrizar he tenido que
ensayar la aproximación, más o menos ha salido regular, y hemos vuelto a
despegar para volver a repetir la aproximación y aterrizar definitivamente.
¡Día de sensaciones
fuertes allí arriba!
Horas Totales de Vuelo:
4h. 19 min.