Después
del jarro de agua fría normativo vino el físico: y es que una meteorología
nefasta nos ha dejado en tierra durante dos periodos de dos semanas cada uno para
hacer realidad una de las frases lapidarias de este mundillo: “Más vale estar
abajo deseando estar arriba, que arriba deseando estar abajo”. Así, la necesidad
para recuperar el tiempo perdido ha obligado a intensificar las clases y
aprovechar cada momento en el que se podía volar y se ha ido transformando en
una mejora progresiva. Las tomas empiezan a ser correctas y las recogidas
completas: cada vez veo más cercana la suelta. También incrementamos las tomas
con el motor al ralentí simulando paradas de motor. El instructor me anuncia
que tenemos que ir pensando en la suelta y me siento emocionado. Probablemente
mañana llegue ese día que todos los aspirantes a piloto esperamos.
Al
día siguiente la meteo es perfecta, soleado y con apenas viento todo se pone a
favor. No sé si fueron los nervios, quizás un poco de ansiedad, pero una vez
que despegamos nada me sale bien. Toma tras toma voy a peor entrando en un
bucle del que no soy capaz de salir. No, hoy no voy a conseguir la suelta. Lo
peor de todo es que empiezo a ir como los cangrejos y voy empeorando cada
minuto que paso volando. Encuentro una gran desconfianza en el momento previo a
tocar tierra, muy dubitativo comienzo a cometer errores que ya estaban
superados y el segundo parón por la meteo no ayuda nada.
Una
de las cosas que más se notan en la formación aeronáutica es la continuidad,
cuando encadenas varios días volando vas notando la mejoría y, por tanto, la
confianza se incrementa exponencialmente. Los días de Semana Santa ayudan a
poder incrementar las clases y a superar los miedos. De nuevo voy tomando el
tacto a las situaciones y a las sensaciones, de nuevo vuelvo a tomar el
control. Ahora toca una nueva simulación a realizar: la espiral. Con suficiente
altura nos posicionamos en la vertical de la pista y perpendiculares a ella. Una vez más, motor al ralentí y hay que ir bajando a la vez que viramos en un ángulo
curvilíneo hasta tomar tierra. Dependiendo de lo cerrado o abierto del viraje
nos obligará a resbalar mientras seguimos virando: ¡¡adrenalina va!! Tomamos
decentemente y volvemos al circuito. Esta vez en viento en cola (paralelos a la
pista, pero en el sentido contrario) y la altura de la cabecera hacemos media
espiral, o lo que es lo mismo motor al ralentí y viraje de 180º para hacer otra
toma. La clase termina por hoy. Mientras vamos carreteando para estacionar
frente al hangar el instructor toma los mandos, cosa rara, y en lugar de ir al
hangar, se para -¿Está preparado para volar solo? –Bueno, supongo que ¡¡sí!!
La
primera sensación cuando te ves sólo en la cabina es de……….……..¡¡pánico total!!
Este hombre se ha vuelto loco, ¿cómo voy a volar ahora yo solo? Empiezo a
carretear hacia la cabecera bastante nervioso, repasando mentalmente todo lo
que debo hacer. Suspiro una vez…..dos….tres……esto abruma. Pienso que no va a
estar tan loco como para dejarme solo si no está absolutamente seguro de que voy
a hacerlo bien. Con todas estas cosas pasando por la cabeza llego a la
cabecera. Empiezo los procedimientos y los voy cantando por la radio. Todo OK.
Libre de tráfico, enfilo la pista y paro. Aquí estoy, a punto de volar por
primera vez completamente sólo ¡¡La leche!!
Muy
concentrado empiezo a acelerar…..anemómetro vivo…..velocidad de rotación…..ARRIBA.
Ufffff ¡joder que pasada! El nerviosismo se acaba y paso a un nivel de
concentración total. Sigo elevándome, corrigiendo la desviación, pie derecho,
pie derecho……Cuando quiero darme cuenta estoy ya a 1.300 pies, se nota que hay
menos peso y sube mucho más rápido. Viraje a viento cruzado, todo bien. Viraje
a viento en cola y trimo el avión. De nuevo se me va arriba, corrección. Viro a
base derecha y enseguida viro a final. Motor fuera, anemómetro en arco blanco,
full flap. La concentración es máxima. Un poco de motor antes de que se me
venga abajo, las típicas pequeñas turbulencias de la pista 15, todo bajo
control. Me acerco a la pista, toque de gas para sobrevolarla, voy quitando
gases y recogiendo….TOMA CONSEGUIDA…..¡¡motor y al aire!! E S P E C T A C U L A
R
Me
tiro una hora haciendo hasta siete tomas y despegues, tendré que hacer hasta
tres horas de vuelo solo y un mínimo de 20 tomas y despegues. La concentración
ha sido máxima y he ido mejorando en cada toma. La emoción no llega hasta que
hago la toma final y carreteo hasta el hangar, que pasada. Felicitaciones,
enhorabuenas y una frase que se repite:
¡YA ERES PILOTO!
Horas totales de vuelo:
34 horas 51 minutos